El curioso caso de los códigos compartidos II

martes, 24 de noviembre de 2009


En la anterior entrada intenté introducir, de la forma más sencilla posible, dado lo complicado del tema, qué eran los códigos compartidos y qué beneficios obtenía el pasajero y la compañía aérea. Ahora intentaré ir un poco más allá con preguntas que quedaron en el tintero.

- ¿Qué hay detrás de un código compartido? Tranquilos, no voy a hablar de los detalles técnicos, dado que ni puedo hacerlo con propiedad (mi área profesional se aparta un poco de esos conocimientos) ni tampoco tengo la intención de aburrir. Digamos simplemente que crear un acuerdo de código compartido supone un par de reuniones de despacho a nivel comercial e innumerables horas delante de muchos ordenadores haciendo algo terriblemente complicado: que dos compañías aéreas se pongan de acuerdo en hacer algo de la misma forma.

Tras la firma de un contrato de considerable espesura, las compañías acuerdan casi todo: competencias, responsabilidades, dimensión del acuerdo, etc. etc. Todo ello para definirlo y para actuar en consecuencia cuando se cree un problema, teniendo en cuenta que en este mundo, dado lo complicado del mismo, son siempre una cuestión de tiempo. En la anterior entrada expliqué cuáles eran los beneficios que obtenía la aerolínea al disponer de un acuerdo de este tipo. Ahora quiero intentar explicar la complejidad que se esconde en cada uno de ellos.

Cuando acudamos a una agencia ésta verá en su pantalla vuelos donde antes no los había y podrá ofrecer mis tarifas. No opero el vuelo ni tengo que tener personal en el aeropuerto, pero vendo billetes. Tengo una responsabilidad con esos pasajeros y obtengo una ganancia. Por supuesto la compañía que opera también gana, y lo veremos en la respuesta a la siguiente pregunta.

- ¿Cómo funciona un acuerdo de código compartido? Pues lo primero que tenemos que decir es que existen tres tipos de acuerdos de código compartido, y lógicamente, cada uno tiene sus características:

  • Acuerdo tipo "Free Flow": Es el más común. La compañía que opera (también llamada "operating carrier") es la que tiene el control del vuelo y lo vende como quiere. El acuerdo simplemente permite que la otra compañía (llamada también "marketing carrier" o compañía marketing) venda las plazas de ese vuelo, al precio que decide la primera con un beneficio determinado sobre plaza vendida.

  • Acuerdo tipo "Block Space": En este acuerdo la compañía que opera vende X plazas, es decir, un cupo, a la compañía marketing por un precio acordado. A partir de ese momento, ésta deberá apañárselas para obtener beneficios de esa inversión, sacándole todo el partido a esas plazas que son suyas dentro de un avión ajeno y compitiendo contra la propia compañía operadora si es necesario.

Existe otro tipo de acuerdo que es menos usual y que consiste en dividir gastos y beneficios entre las dos compañías. El concepto es tan simple que creo que no es necesario que lo explique con más profundidad.

Ahora la última y quizás la pregunta más importante: Si puedo elegir, ¿con qué compañía debería elegir volar? ¿Con la operadora o con la marketing?

Si hay posibilidad de libre elección, o si la diferencia entre una compañía aérea y otra es económica y no muy elevada, la respuesta, desde mi experiencia es clara: compañía operadora siempre. Si la elección está condicionada a otros factores, evaluémoslos, pero teniendo en cuenta el factor del código compartido.

¿Y por qué la compañía operadora? Si todo funciona bien y vuelas sin ningún problema no debería haber diferencia alguna, pero si ocurre algo malo, si necesitas solicitar ayuda o asistencia, las cosas pueden cambiar. La compañía marketing siempre puede escudarse en que tu problema o tu necesidad la tiene que cubrir la otra y desentenderse. ¿Es esto así? Pues depende de la circunstancia, pero por lo pronto tienes a alguien que se niega a ayudarte. Si vuelas con la compañía operadora eso no puede pasar. Por otra parte volar con la compañía marketing es poner un intermediario más entre tú y la butaca del avión que debe llevarte, y como en la vida diaria, cuántos más intermediarios más posibilidades de que algo falle.

Puede que sea necesario añadir algunos más detalles, pero espero haber dado una idea general de lo que se esconde detrás del concepto de los códigos compartidos. No descarto retomar el tema más adelante, en función también por supuesto, de vuestros comentarios.